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La volatilidad y los precios elevados de los alimentos continuarán y posiblemente se incrementen, haciendo que los agricultores, consumidores y países pobres sean más vulnerables a la inseguridad alimentaria y la pobreza, según la FAO.

Sus afirmaciones se basan en el informe  El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo  producido conjuntamente por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y presentado ayer en Roma.

El informe de este año se centra en los precios altos y volátiles, identificados como factores que contribuyen de forma importante a la inseguridad alimentaria a nivel mundial y fuente de grave preocupación para la comunidad internacional.

“La demanda de los consumidores en los países con economías en rápido crecimiento aumentará, la población continúa creciendo, y si prosigue la expansión de los biocombustibles el sistema alimentario se verá sometido a demandas adicionales”, señala el informe.

Además, la volatilidad de los precios alimentarios puede incrementarse en la próxima década debido a los vínculos más estrechos entre los mercados agrícolas y los energéticos, y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos.

La volatilidad de los precios hace que tanto los pequeños agricultores como los consumidores pobres sean cada vez más vulnerables a la pobreza, al tiempo que las variaciones de precios a corto plazo tienen consecuencias a largo plazo en el desarrollo, según el informe

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