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A pesar de los avances en salud sexual y reproductiva, una prioridad global desde hace tres décadas, persisten desafíos alarmantes en la protección de las mujeres contra muertes evitables durante el embarazo y el parto. Según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las mujeres africanas enfrentan un riesgo 130 veces mayor de fallecer por complicaciones durante el embarazo o el parto en comparación con aquellas en Europa y Norteamérica.
Derechos reproductivos, una deuda pendiente con muchas mujeres

Los derechos reproductivos comprenden una gama de aspectos vitales que aseguran el control y la autonomía de las personas en relación con su salud sexual y reproductiva. Entre estos derechos se encuentran:

  1. Acceso a información precisa, completa y accesible sobre salud sexual y reproductiva, que abarca desde la educación sexual integral hasta la disponibilidad de servicios relacionados.
  2. Autonomía reproductiva, que implica la capacidad de tomar decisiones libres e informadas sobre la reproducción, incluyendo el acceso a métodos anticonceptivos, la planificación familiar y la elección de tener hijos.
  3. Atención médica de calidad en todas las etapas de la vida reproductiva, lo que incluye acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, atención prenatal, parto seguro y atención postaborto.
  4. Prevención y tratamiento de enfermedades relacionadas con la salud sexual y reproductiva, como las enfermedades de transmisión sexual, así como acceso a servicios de salud reproductiva en casos de infertilidad o complicaciones durante el embarazo y el parto.
  5. No discriminación y equidad de género en la atención médica, asegurando que todas las personas reciban atención sin discriminación por motivos de género, orientación sexual, identidad de género u otras características personales.
  6. Privacidad y confidencialidad en la atención médica relacionada con la salud sexual y reproductiva, protegiendo la información personal y médica de manera adecuada.
  7. Participación y empoderamiento en la toma de decisiones relacionadas con la salud sexual y reproductiva a nivel individual, comunitario y político, así como acceso a recursos y oportunidades que promuevan el empoderamiento y la autonomía.

Un reciente informe publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) revela una alarmante desigualdad entre los países, donde más del 62% de las muertes maternas ocurren en naciones afectadas por crisis o conflictos. Este documento, titulado "Vidas entrelazadas, hilos de esperanza", subraya cómo el racismo, el sexismo y otras formas de discriminación obstaculizan los avances en salud sexual y reproductiva.

El informe también señala que las mujeres y niñas atrapadas en la pobreza, particularmente si pertenecen a grupos minoritarios o están inmersas en entornos conflictivos, tienen un mayor riesgo de morir prematuramente debido a la falta de atención médica adecuada. En un mundo donde una cuarta parte de las mujeres no puede negarse a las relaciones sexuales y casi una de cada diez carece de control sobre la anticoncepción, el informe revela que 800 mujeres mueren cada día durante el parto, una cifra que se ha mantenido constante desde 2016. Además, casi 500 de estas muertes evitables ocurren diariamente en países afectados por crisis humanitarias y conflictos. El informe documenta una clara disparidad entre las regiones del Norte y del Sur, y del Este y del Oeste, en cuanto al acceso a anticonceptivos, servicios de parto seguro, atención respetuosa a la maternidad y otros servicios esenciales.

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