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El Alto Comisionado para los Derechos Humanos pidió a los Estados y al Consejo para esas garantías tomar medidas para eliminar la violencia de género en la esfera pública y política. El objetivo es poder garantizar la participación segura de las mujeres y las niñas en la esfera pública y en la toma de decisiones. Reforzar los marcos jurídicos, establecer cuotas parlamentarias, reformar el sistema educativo, reducir la brecha digital y brindar protección social para un reparto equitativo de los cuidados y el trabajo doméstico son algunas de esas medidas.
Tolerancia cero ante la violencia de género en la política

La violencia de género en la esfera pública y política se refiere a las agresiones, discriminación y exclusiones que enfrentan las mujeres y personas de género diverso cuando participan en la vida política, ya sea como votantes, candidatas, líderes o activistas. Esta forma de violencia es una manifestación de las desigualdades de género y refleja los estereotipos y prejuicios arraigados en la sociedad.

En la esfera pública, las mujeres a menudo enfrentan acoso verbal y físico, intimidación, difamación, amenazas y agresiones sexuales. Esto puede ocurrir en contextos como mítines políticos, debates, protestas y cualquier otro espacio donde se ejerza la participación ciudadana. Estas formas de violencia buscan silenciar y desalentar la participación de las mujeres en la política, limitando así su influencia y capacidad de toma de decisiones. En el ámbito político, las mujeres también se enfrentan a desafíos específicos. Pueden ser excluidas de manera sistemática de los procesos de toma de decisiones, recibir menos apoyo financiero y recursos para sus campañas, y ser objeto de ataques basados en estereotipos de género. Además, las mujeres y personas de género diverso a menudo enfrentan barreras estructurales y culturales que dificultan su acceso a cargos de poder y liderazgo político.

Para luchar contra esta situación, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos pidió a los Estados y al Consejo para esas garantías tomar medidas para eliminar la violencia de género en la esfera pública y política. Volker Türk hizo el planteamiento el pasado viernes 30 de junio durante la jornada anual de debate sobre los derechos fundamentales de la mujer. En su intervención, Volker Türk destacó el papel transformador de las mujeres y las niñas que han estado al frente de las instituciones públicas. “Desde la reivindicación de la salud y los derechos sexuales y reproductivos hasta el fin de la violencia. Desde la lucha contra el cambio climático hasta el acceso a la educación, pasando por la igualdad salarial por un trabajo de igual valor”, declaró. Sin embargo, el Alto Comisionado recordó que, a pesar de que se han logrado inmensos avances en la participación pública y política de las mujeres, persisten barreras importantes. “Si queremos desmantelar el patriarcado, tenemos que desmantelar estas barreras”, señaló.

Un estudio de ONU Mujeres realizado recientemente en 39 países reveló que el 81,8% de las mujeres encuestadas en los parlamentos han sufrido violencia psicológica; el 44,4% amenazas de muerte, violaciones, palizas y secuestros; y el 25,5% violencia física. Y otra investigación reciente de la UNESCO estima que el 73% de las mujeres periodistas han sufrido violencia en línea, incluso a través de noticias falsas o imágenes trucadas, y amenazas y ataques verbales directos.

La discriminación y los estereotipos nocivos son dos de los factores más frecuentes en esta realidad. Türk se refirió a la violencia de género como la principal amenaza al trabajo de las mujeres y niñas defensoras de los derechos humanos, periodistas y que ocupan cargos públicos. Explicó que aquellas que participan en la toma de decisiones son agredidas por los que consideran que su trabajo desafía las nociones tradicionales de familia y género o las normas sociales tradicionales. Ataques sexistas, sexualizados y misóginos que intentan silenciar sus voces y producir daños físicos y psicológicos. “Su propósito es claro: ejercer el control, perpetuar la subordinación y aplastar el activismo político y sus aspiraciones”.

Este tipo de ataques están alimentados por una discriminación estructural generalizada y por estereotipos de género nocivos, profundamente arraigados en nuestras normas y comportamientos sociales. El Alto Comisionado dijo que estas normas y estereotipos generan unos desequilibrios tales, que las mujeres y las niñas constituyen más de dos tercios de la población analfabeta mundial y soportan tres cuartas partes de la carga mundial de trabajo doméstico y de cuidados.

La situación de desigualad es inadmisible y ante esto el Alto Comisionado abogó por un profundo cambio sistémico, en el que se refuercen los marcos jurídicos nacionales para proteger a las mujeres de la violencia, tanto en línea como fuera de ella. Otras medidas necesarias son el establecimiento de cuotas en la esfera política, la creación de campañas de sensibilización para promover su participación y el desarrollo de capacidades para aumentar su capacidad electoral. También será importante avanzar en la creación de incentivos económicos, medidas de protección social y campañas para promover un reparto más equitativo del trabajo doméstico y de cuidados. 

Finalmente, quedo de manifiesto que los sistemas educativos requieren también cambios sistémicos. Las mujeres y las niñas no solo deben tener un acceso igualitario a la educación secundaria y terciaria, sino que deben ganar espacio en los sectores tradicionalmente dominados por los hombres, como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

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