Creo que el 8M es una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de eliminar la discriminación y promover la paridad de género en las empresas, con especial importancia en los puestos de responsabilidad. Esta igualdad de oportunidades no solo debería ser un imperativo moral, sino también una necesidad para fomentar entornos laborales más diversos, sanos y responsables. Trabajar en la formación y la capacitación de las personas desde el inicio de sus carreras para que todas ellas tengan las mismas posibilidades de ser escogidas cuando llegue el momento, es clave para impulsar la igualdad y fomentar, por ende, una metodología de trabajo que garantiza la elección de la persona idónea para el puesto en cuestión.
Aunque ha habido avances, muchas mujeres aún enfrentan obstáculos en sus carreras. Estos incluyen sesgos de género en la selección y promoción, así como la falta de programas específicos. Es crucial que las organizaciones adopten políticas inclusivas y tomen medidas concretas para promover la equidad en el trabajo. Esto implica establecer programas de mentoría, ofrecer capacitación sobre igualdad de género y políticas de conciliación que permitan a las mujeres desarrollar todo su potencial profesional y personal en las mismas condiciones. Al trabajar juntos para superar estos obstáculos, podemos crear un futuro donde todas las personas tengan igualdad de oportunidades.
