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En un contexto global de escasez de agua, la gestión responsable de los recursos hídricos se vuelve crucial. En un artículo recientemente publicado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas,se explora qué es la huella hídrica y cómo las empresas pueden reducirla para enfrentar la crisis del agua y así promover la sostenibilidad ambiental.
Estrategias para calcular y reducir la huella hídrica en la empresa

A menudo se discute sobre la huella de carbono de las empresas y la importancia crucial de calcular y reducir las emisiones a nivel corporativo, pero ¿qué pasa con la huella hídrica? La sostenibilidad no se limita únicamente al medio ambiente, sino que abarca diversas áreas. Aunque es común asociar el cuidado del medio ambiente con acciones centradas en la reducción de emisiones, también implica la conservación de la biodiversidad y la gestión responsable de recursos como el agua.

En el contexto actual, marcado por múltiples crisis, la preservación del agua se ha vuelto fundamental. En la lucha contra la emergencia climática, todos los actores tienen un papel crucial que desempeñar, y el sector privado ciertamente no es una excepción. Sin embargo, antes de profundizar, es necesario aclarar qué entendemos por "huella hídrica". Según los expertos del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, se trata de un indicador que mide el volumen de agua utilizada, ya sea de manera directa o indirecta, para producir bienes y servicios. Esta medida es aplicable tanto a empresas como a países e individuos. La huella hídrica se compone de tres tipos distintos de agua según su fuente de origen:

  • Huella hídrica verde: hace referencia al agua de lluvia utilizada en los procesos de producción.
  • Huella hídrica azul: se refiere al volumen de agua dulce consumida de fuentes superficiales (ríos, lagos y embalses) y subterráneas (acuíferos).
  • Huella hídrica gris: definida como el agua necesaria para diluir la contaminación generada durante la producción.

La crisis hídrica es una realidad cada vez más evidente en muchas partes del mundo, incluida España. Según WWF, se proyecta que, en menos de 30 años, tres cuartas partes de la población y el PIB del país podrían enfrentarse a un alto riesgo de estrés hídrico si no se toman medidas adecuadas. A nivel global, el análisis de las cuencas prioritarias realizado por el CEO Water Mandate, lanzado por el Pacto Mundial de la ONU y el Instituto del Pacífico a través del Water Action Hub, destaca la importancia de abordar colectivamente los riesgos hídricos compartidos en diversas regiones del mundo. En Europa, especialmente en España, cuencas como las del Guadalquivir, Júcar, Turia y Ebro enfrentan desafíos significativos en términos de estrés hídrico, gestión y escasez de agua. Estas cuencas son fundamentales para la seguridad hídrica y el desarrollo sostenible de las comunidades locales y la biodiversidad.

A pesar de los avances logrados según el balance empresarial a mitad de la Agenda 2030, todavía existen importantes desafíos. Por ejemplo, el 80% de las aguas residuales se devuelven al medio ambiente sin tratamiento adecuado, y solo el 12% de las empresas encuestadas establecen objetivos de control de la contaminación del agua a nivel corporativo.

¿Qué pueden hacer las empresas?

Para recuperar el rumbo, el sector empresarial debe centrarse en promover la innovación, mejorar la coordinación entre sectores y adoptar un enfoque más integrado y holístico hacia la gestión del agua. A pesar de los considerables ingresos generados por el sector privado, solo una pequeña fracción está asociada con impactos positivos en el agua, mientras que la mayoría está vinculada a impactos negativos.

Ante esta situación, el Pacto Mundial de la ONU ha lanzado la iniciativa "Forward Faster" para, entre otros objetivos, desafiar a las empresas a responder a uno de los desafíos más apremiantes del siglo XXI: la crisis mundial del agua.

Las empresas pueden adoptar una serie de estrategias para calcular y reducir su huella hídrica. En este sentido, el Marco de Evaluación de la Resiliencia Hídrica (WRAF, por sus siglas en inglés) proporciona un enfoque detallado sobre cómo las empresas pueden calcular y establecer estrategias sobre resiliencia hídrica. Estos son sus pasos:

  1. Visualizar el sistema: comprender el sistema hídrico en el que opera la empresa, identificando los componentes clave y las interconexiones.
  2. Desarrollar una estrategia de resiliencia: basándose en la comprensión del sistema y los resultados de la evaluación de resiliencia, desarrollar una estrategia para mejorar la capacidad de la empresa para gestionar y adaptarse a los cambios en el sistema hídrico.
  3. Probar la resiliencia del sistema: evaluar la capacidad del sistema para resistir y recuperarse de impactos y tensiones, utilizando indicadores de resiliencia y análisis de tendencias.
  4. Evaluar: para poder medir la efectividad de las acciones y el progreso hacia los objetivos establecidos.

Siguiendo estos pasos, las empresas pueden integrar la resiliencia hídrica en sus políticas y prácticas, lo que les permitirá adaptarse y mitigar los impactos de los cambios en el sistema hídrico a largo plazo.

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