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La complejidad de la crisis climática se hace cada vez más evidente y desafiante. El año 2024 se inauguró con una serie de devastadores incendios forestales en América Latina, resultado de una combinación de la crisis climática y el fenómeno de El Niño. En este contexto, las comunidades desempeñan un papel clave en la protección y preservación de los ecosistemas naturales.
Las comunidades indígenas, fundamentales para controlar los incendios forestales

La creciente complejidad y gravedad de la crisis climática se manifiesta de manera contundente en el año 2024, con una serie de devastadores incendios forestales que arrasan América Latina. Este escenario alarmante ha llevado a expertos como Francesco Gaetani, coordinador regional de ciencias del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), a profundizar en las causas subyacentes de estos desastres naturales y en las posibles estrategias para abordarlos.

El 2023 ya fue catalogado como el año con las temperaturas más elevadas jamás registradas por la Organización Meteorológica Mundial, lo que evidencia el acelerado calentamiento global. Esta tendencia se ha traducido en un verano austral caracterizado por olas de calor y una incidencia alarmante de incendios forestales y rurales en países como Chile y Colombia.

Ante esta preocupante situación, Mariana Estrada Ávila, de ONU Cambio Climático (CMNUCC), se ha acercado a Gaetani en busca de comprender más a fondo el panorama y explorar posibles soluciones. Según Gaetani, dos factores críticos están exacerbando la situación en América Latina: la crisis climática global y el fenómeno de El Niño. La combinación de estos elementos ha generado condiciones propicias para la propagación de incendios a gran escala, exacerbando sequías y alterando patrones de precipitación en la región.

En cuanto a las proyecciones futuras, un reciente informe del PNUMA estima un alarmante aumento del 30% en la frecuencia de incendios forestales a nivel mundial en los próximos años. Gaetani destaca que la mayoría de estos incendios son provocados por actividades humanas, como el cambio de uso del suelo, la deforestación y la falta de ordenamiento territorial. Estos factores, combinados con el cambio climático, han creado un ambiente propicio para la proliferación de incendios de gran magnitud.

Ante este panorama desafiante, es evidente la necesidad de tomar medidas urgentes y coordinadas a nivel global para abordar tanto las causas subyacentes de estos incendios como sus impactos devastadores en comunidades y ecosistemas vulnerables.

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